Fulgrim





Aprovechando que Timmun Mas, es decir, Planeta ha vuelto a poner a la venta las traducciones de los libros de la Herejía de Horus he conseguido hacerme con unos cuantos tras los que llevaba un tiempo. Fulgrim es el título del quinto libro de una saga que ya cuenta con 37 títulos en inglés de los cuales 23 han sido traducidos. En Fulgrim seguimos las andanzas del heroe homónimo y le acompañamos en su descenso a los infiernos de la traición y la corrupción. 

Graham McNeill no es de mis autores favoritos de este universo, algunos de sus libros son realmente aburridos, pero no este el caso de Fulgrim, es una buena novela. McNeill consigue hacerte empatizar con el heroe que busca la perfección de forma obsesiva, con un neuroticismo que esconde el miedo al fracaso y la necesidad de aprobación de su padre que tienen todos los primarcas. Los Hijos del  Emperador son, al comienzo de la novela, una legión de guerreros letales pero arrogantes al servicio de la humanidad. Sin embargo las cosas se tuercen cuando conquistan un planeta a un culto de alienígenas hedonistas y disciplentes y encuentran la espada de los Laer, un artefacto que esconde un oscuro secreto.




De ahí en adelante vemos la caída en gracia de cada uno de sus personajes, poco a poco Fulgrim se deja corromper y en extensión toda su legión; Fabius comienza sus experimentos genéticos, por los cuales será condenado en el futuro, y consigue extenderlos a toda la legión; Lucius destaca entre las filas de los Hijos del Emperador como un espadachín cruel e inmoral; Eidolon como un psicópata al mando de media legión; y mientras la otra mitad, la parte leal, se descompone lentamente.

En paralelo vemos como las relaciones entre Ferrus Manus y Fulgrim se van distanciando hasta el momento de la confrontación final. Y entre todo este mar de relaciones, traiciones y lujuría los Eldar intentan jugar su última y desesperada carta para evitar el inevitable destino que le espera a toda la galaxia.

Creo que una de las grandes virtudes de la novela, que comparte con el resto de la saga, es que sabe mostrar a los semidioses de la guerra que son los marines como apenas unos niños inmaduros emocionalmente. Algunos de los personajes, artistas humanos que acompañan la expedición de Fulgrim se llevan una parte del protagonismo, pero sin eclipsar la trama principal de los Hijos del Emperador y eso no hace sino realzar la profundidad de la historia.




En cuanto al aspecto bélico del libro, del cual va sobradamente servido, vemos desde numerosas batallas contra los alienígenas hasta las apocalípticas masacres de Istvaan V. Pero sin duda lo más destacable es el duelo entre primarcas con el resultado que todos sabemos.

De toda la novela su mejor escena, para mi, es la de corrupción definitiva de Fulgrim. Se trata de un diálogo muy tenso entre Horus y Fulgrim que consigue arrastrar a este último a la traición. McNeill consiguió transmitirme el dolor de una decisión inevitable, de un hijo desposeído que busca vengarse de un padre cruel que le ha abandonado, que no le ha amado como se merecía. Me recuerda mucho a una de las escenas de Gladiator, en ella Comodo mata a su padre pese al profundo amor que siente por él.

Merece la pena leer el libro aunque no seas un gran aficionado a los Hijos del Emperador e incluso aunque no seas un gran aficionado de Warhammer. No será una de las grandes obras maestras de la literatura, pero es lo bastante bueno como para engancharte y leerlo con avidez, esperando inútilmente que, en el último momento, Fulgrim se revele contra su destino.



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