Corrían los años 80 cuando aparecieron en España una serie de
juegos de mesa nuevos muy diferentes a todo aquello que se conocía por aquel
entonces. Los habituales jugadores de tablero que por aquel entonces solo
conocían el monopoly o el ajedrez y comenzaban a hacer sus primeros pinitos con
los nuevos juegos de Cefa (Imperio Cobra, Drácula, El cetro de Yarek…) vieron
aparecer ante sus ojos una enorme cantidad de juegos de guerra que les
permitían recrear campañas o batallas a un precio realmente ajustado con una
dificultad y una fidelidad nunca antes vistas. Habían aparecido los primeros
wargames para el gran público; los juegos de Nike & Cooper, conocidos por
sus siglas NAC.
Y es que, no nos engañemos, ser wargamer en los años 80 en
este país era algo complicado; GW estaba en pañales y tampoco era muy normal
llegar a conocer su existencia dado que
internet no existía y el nivel de conocimientos de inglés tampoco era muy elevado
entre la muchachada, por lo que la aparición de este verdadero arsenal de
juegos fue el verdadero pistoletazo de salida para que una generación (y las
siguientes) pudieran dar rienda suelta a su afición a recrear batallas sobre
una mesa.
La mecánica y el planteamiento de estos wargames era muy
similar; los tableros representaban la zona de la batalla o la campaña y se
dividían en casillas hexagonales, lo que daba a las unidades la posibilidad de
moverse o atacar en seis direcciones distintas. Las fichas eran pequeños
cuadrados de cartón impresos con los símbolos militares que representan cada
tipo de unidad (un rectángulo con dos barras cruzadas para la infantería, un
rectángulo con un punto negro en medio para la artillería…) o, en ocasiones la
silueta de un carro o un cañón para hacer más sencillo su reconocimiento en el
tablero. Cada unidad llevaba a su vez impresos al menos dos números; sus
factores de ataque y de movimiento, es decir su capacidad de combatir y de
maniobrar en el campo de batalla.
Estos tableros, a diferencia de los juegos actuales en los
que se representan pequeñas escaramuzas a nivel de sección como Bolt Action,
donde no movilizaríamos más de cuarenta o cincuenta efectivos o Flames of War,
un poco más amplio pero donde no pasaremos más allá de los ochenta o cien,
representan al menos un cuerpo de ejército donde contaremos con al menos treinta
mil efectivos. Y es que cada una de nuestras pequeñas fichas de cartón puede
representar, dependiendo del juego que elijamos, una compañía o un batallón
completos, ya sea de infantería, infantería mecanizada, artillería, etc.
El dato anterior acerca de los distintos tamaños se revela de
gran importancia, ya que una de las curiosidades que más me han llamado la
atención es que, en pleno siglo XXI, cuando el mundo del wargame se ha ampliado
hasta límites que en los años 80 no se podían ni imaginar, en el que tenemos
una variedad enorme y podemos jugar escaramuzas ambientadas en la Primera o la
Segunda Guerra Mundial o incluso en la Guerra de Vietnam, curiosamente, el
hueco que dejaron los juegos de NAC con su desaparición no ha sido ocupado
hasta la fecha por ningún juego similar.
Son de aplaudir iniciativas como la de reeditar el antiguo
juego de NAC La Guerra Civil Española (1936) que vio la luz en 2009 y que
actualmente se puede adquirir en su web al precio de 75 euros, pero resulta muy
curioso que en esta nueva época dorada del wargame nadie haya echado en falta un
tipo de juego en el que se puedan reescribir grandes batallas y campañas desde
el punto de vista, no ya de un teniente o un coronel como en Bolt o Flames,
sino desde el punto de vista de un general.
En mi caso, puedo decir que en su momento tuvo una gran
importancia que cayera en mis manos el juego “¿resiste Stalingrado?” a mis
tiernos 11 años; creo que nunca me hubiera introducido en este maravilloso
mundo si en aquel momento no hubiera flipado con aquel tablero de cartón duro
dividido en hexágonos y pintado de blanco nevado con sus carreteras, sus
pueblos y sus ríos y la gran ciudad objetivo de Stalingrado en un lateral y, junto
a esto, unas bandejas de plástico con grandes cantidades de fichas
representando las distintas unidades alemanas, italianas, rumanas y rusas.
Las partidas duraban mucho, al menos 2 o 3 horas, y en
algunos casos la dificultad del juego era extrema, pero he de decir que gracias
a este juego pude conocer perfectamente la situación estratégica que llevó a la
primera gran derrota de la Wehrmacht en el frente ruso; la gran bolsa que se
formó y que llevó a la inapelable rendición de Von Paulus y de todo el sexto
ejército alemán y marcó el punto de inflexión en la Segunda Guerra Mundial.
Poco más me queda por añadir; si ya conociste estos juegos en
su momento o incluso guardas uno o varios de ellos en tu armario, ya va siendo
hora de sacarlo de nuevo a la luz e ir a echar a jugar una partidita en tu tienda
o en tu club y si, por el contrario, perteneces a las nuevas generaciones de
jugadores aficionados a lo histórico y en algún momento cae uno de éstos en sus
manos, no lo dudes; dale una oportunidad y disfruta de un juego de estrategia a
otro nivel.
7 comentarios
Click here for comentariosLa desparicion de MAC se vio paliada por la llegada a las tiendas ( en la época dorada del Rol) de los títulos de Avalon Hill entre otros ( e incluso decir que JOC Internacional tradujo las reglas de varios de ellos, en un formato que eran cuadernillos a máquina de escribir...), la gran impulsora y creadora de wargames desde los 70.
ReplyEn Valencia podías encontrar dichos juegos en la desparecida Ludómanos e incluso en la revista Líder había sección de ASL y wargames de tablero en gemeral.
En cuanto a escala...NAC tenía un juego de OTAN vs PV a escala pelotón en el que manejaban tanques individualmente, casi como en el Fire Power de Avalon Hill y eso sin nombrar el mítico Squad Leader y su versión avanzada.
también había un juego de iniciación llamado Sinaí, que era español pero no recuerdo la editorial y que era lo más básico que te podías hechar a la cara pero que a muchos nos inició en este mundo a inicios de los 80.
Muy interesante, para los más jovenzuelos no estaría demás otra entrada describiendo por encima la mecánica de juego de uno de estos juegos para compararlos con los de hoy en día y ver como ha cambiado el panorama.
Reply- Rafa Sambora
Que gran juego "El Día más largo", recuerdo ganar una partida con algo que hoy en día sería objeto de faqs o tachado de culodurismo como mínimo... tomé Paris con intendencias en paracaídas. En el penúltimo turno las tiré rodeando Paris y en el último entré gloriosamente consiguiendo los valiosos 4 puntos que daba la capital.
ReplyEfectivamente, joc y sus traducciones de Avalon Hill nos hicieron un poco mas fácil la vida tras la desaparición de NAC, pero en esta pequeña disertación he querido revalorizar el significado que tuvo esta compañía y su buen hacer en una época tan temprana. No obstante agradezco los datos que aportas y es posible que más adelante hablemos de otras compañías similares.
ReplyPor otra parte, respecto a Sinaí, estoy casi seguro que era de cefa, recuerdo sus fichas de artillería y carros y la infantería representada con bustos. Un amigo mio lo tenía y pasé muchas tardes disfrutándolo. Un saludo.
Grandes la Gerra de España y ¿el Desafío de las Águilas? de NAC.
ReplyEl Sinaí (de Cefa) me lo hice en Print&Play hace unos meses para jugar con el nano :)
Alguien sabe como tratar el tema de los derechos de estos juegos? estoy interesado en reeditarlos
ReplyHola yo también estoy interesado en reeditarlos.
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