Angel Exterminatus






Éste es el último libro de la Herejía de Horus que había caído en mis manos, estaba muy contento con las últimas novelas que había leído pero ésta me ha parecido tremendamente aburrida. Con más de 450 páginas la novela narra los acontecimientos posteriores a la Batalla de Phall en los que intervienen los Guerreros de Hierro. Perturabo y lo que queda de su Tridente tras Phall se dedican a cazar pequeños grupos de Puños Imperiales hasta recibir nuevas órdenes de Horus. 

Golg fue ejecutado por Polux en Phall y Berossus fue destrozado por el propio primarca en un arranque de ira en la misma batalla. Dos nuevos miembros se alzan para tomar los puestos vacantes en el tridente junto a Forrix. El primero de ellos, Kroeger, es un berserker sediento de sangre, el segundo es un poderoso guerrero que en lejano futuro será conocido como el Forjador de Almas. Y es que las referencias a su primera novela sobre el caos, Tormenta de Hierro, es lo más interesante en las primeras 400 páginas.




Pues durante 400 páginas asistimos a un despliegue de amargura, desconfianza y conspiración entre los Guerreros de Hierro que por su insistencia resulta agotador. Desde un primer momento queda bien claro que los Guerreros de Hierro no se fían ni de su sombra y cuando llegan los Hijos del Emperador para reclutarlos para una misión arriesgada al Ojo del Terror la IV legión no confían en ellos, obviamente.

El Perturabo de la pluma de McNeill cambia sustancialmente al descrito por John French en Phall. Quizás fruto de la derrota en esta novela Perturabo es un poco más sosegado y menos iracundo, incluso se nos muestra su inmensa afición por Da Vinci a través de la arquitectura, los autómatas y la artesanía. Perturabo, en definitiva, se nos muestra como el Da Vinci frustrado del futuro, arrastrado hasta una amarga y amargante guerra que le ha convertido en un monstruo.

Los Hijos del Emperador siguen mientras tanto en su propia espiral de degradación, siendo cada vez más parecidos a su versión del 41er milenio. En esta novela podemos decir que la transición se completa, Fulgrim, Lucius y Fabius se convierten por fin en aquello por lo que serán conocidos en los siglos venideros.


Además de estas dos legiones algunos capítulos los protagonizan un grupo de supervivientes de Istvaan de los Manos de Hierro con la ayuda estelar de un Guardia del Cuervo que no tiene nada que envidiar al Emperador pues tiene tal nivel del poder y bidimensionalidad que es lo que los angloparlantes llaman un personaje Mary Sue, es decir, plano y absurdo en su altísimo nivel de heroicismo. Los supervivientes de Istvaan van y vienen llenando páginas en una novela cuya trama no los necesitaba y de la cual son totalmente prescindible.

Al final la novela se resuelve con un interesante final tras el éxodo a través del desierto que supone llegar hasta él. Y aún así, pese a que el final es más cautivador e incluso trepidante los Guerreros de Hierro son poco más que comparsas para otro personajes que eclipsan por completo a Perturabo y su Legión.

En conclusión, no me ha gustado en general aunque tiene buenos detalles. Perturabo es amargado y aburrido, me parecen mucho más interesantes sus comandantes del Tridente. Me queda la sensación de que esta misma novela podría haber sido escrita perfectamente igual sin los Guerreros de Hierro y sería mucho más interesante con Fulgrim como personaje principal. Creo que deberían haber escogido entre el conflicto entre las dos legiones traidores y el conflicto con los Manos de Hierro y el Super-Guardia del Super-Cuervo, las dos cosas juntos empantanan la novela.





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