INFORME DE BATALLA. LA DELGADA LÍNEA ROJA. 1500




 INFORME DE BATALLA. LA DELGADA LÍNEA ROJA. 1500 PUNTOS

Mientras la campaña que organiza Hector sigue avanzando, y mis Amos de la Noche inundan los suelos del 41 milenio con la sangre de mis enemigos, Hector y yo nos reunimos para jugar una partida en la cual ambos pudieramos poner a prueba nuestros nuevos ejércitos.

En el siguiente enlace se muestran los informes de las últimas partidas de la campaña, escritos por Hector:

http://otro40kesposible.blogspot.com.es/2015/07/capitulo-9-40k.html

http://otro40kesposible.blogspot.com.es/2015/07/capitulo-10-40k.html


Pero esta vez el recientemente estrenado ejército tiránido de Hector se enfrentaría a los Guardianes del Torbellino, una alianza compuesta por Guerreros Mantis, Lamentadores y Garras Astrales.

Colecciono muchos ejércitos de 40k, tengo en mi haber más de 6000 puntos de Marines Espaciales del Caos y 3000 de Caballeros Grises, pero era la primera vez que jugaba como Marines "Codex Astartes".

Mi fuerza estaba compuesta por un grueso de Lamentadores, son descendientes de los Ángeles Sangrientos así que utilizo este Codex. Era la oportunidad perfecta para estrenar las miniaturas del Space Hulk. El destacamento era el siguiente:

5 Exterminadores con Lanzallamas pesado
5 Exterminadores con Cañón de asalto
10 Marines tácticos
- Cañón de fusión y Rifle de Plasma.
- Sargento veterano con Espada de energía
LAERTES. Sacerdote sanguinario con puño de combate
EUDORO. Bibliotecario con armadura de exterminador y Nivel de maestría 2.

Por otro lado los Garras Astrales, aún leales al Imperio, habían enviado:

5 Marines tácticos.
- Rifle de fusión
- Sargento veterano con Hacha de energía
ORESTES. Capitán de la 7ª Compañía de Garras astrales.
-Armadura Artesanal.
GALAHAD VEIN. Dreadnought
AIAX. Dreadnought

Y finalmente los místicos y letales Guerreros Mantis participaban con:
5 Veteranos de Vanguardia
ENKIDU. Capitán de la 5ª compañía.
-Armadura artesanal y Espada de energía.



Enkidu tiene una bonita historia detrás. En la única batalla que había librado con este ejército me había enfrentado a los Escorpiones Rojos, recreando un escenario de la Guerra de Badab. En el transcurso de esta partida Enkidu era un sargento veterano de una escuadra de Mantis, fue el único superviviente de su unidad tras enfrentarse a una escuadra enemiga y después abatió un Land Speeder con la pistola Bolter.

Hazañas como esta lograron que su capítulo le recompensara con el rango de Capitán cuando murió Silas Bremmen a manos de una incursión demoníaca.


La lista de mi rival era más o menos la siguiente:
-Tirano alado
-Tirano alado
-Tervigón
-Cárnifex
-25 hormagantes
-Termagantes
-6 Enjambres devoradores
-Mawloc


"Enkidu vio la marea roja aproximarse, los tiránidos amenazaban Endymion. Las junglas amarillas de Tranquilidad verían otra vez los funestos acontecimientos que estaban por venir. Enkidu y su unidad de infiltraron tras las líneas enemigas, los marines de armadura esmeralda rezaron letanías del Credo Mantidae. Las armaduras esmeraldas se fundieron entre los árboles y la maleza."


La misión que jugamos fue Purgar y Controlar, de Vórtice de Guerra. Gané la iniciativa y desplegué primero pero luego mi rival me la robó y comenzó a avanzar sus tropas en la oscuridad proporcionada por la penumbra del amanecer.

En en mi primer turno los Lamentadores abrieron fuego sobre uno de los tiranos alados, que les estaba sobrevolando, y aunque el fuego era apresurado consiguieron inflingirle 2 heridas a pesar de que se revolvió en el aire para esquivarlas.

En el segundo turno de mi rival el Mawloc se abrió paso desde la tierra para romper la superficie donde estaban los lamentadores y aniquilar a 5 de ellos. Sin embargo la bestia no pudo posicionarse y tuvo que intentar desenterrarse de nuevo. Dispersándose con mala fortuna, y obteniendo un 1 en la tirada de errores de despliegue, regalándome la primera sangre.

 El resto de tiránidos se avalanzaron sobre el mío, corriendo 6 y 9 pulgadas los termagantes y los hormagantes respectivamente. El tervigón generó una segunda unidad de termagante pero se rompieron sus sacos amnióticos y dejó de producir más. El otro tirano alado sobrevoló uno de mis Dreadnoguhts y después le escupió un chorro de ácido dejando al hermano Galahad al borde de la muerte definittiva.

Los lamentadores consternados por las bajas avanzaron hasta tomar un objetivo, Laertes arengaba a sus hombres mientras Eudoro canalizaba las energías disformes para que sus disparos fueran más precisos y letales.


Galahad intentó cargar sobre los termagantes pero falló el chequeo, lo cual habría de costarle la vida más tarde. Mientras tanto Aiax disparó el cañón de plasma sobre los hormagantes y convirtió en pulpa ardiente a cinco de ellos. A continuación cargó sobre ellos matando a otros tres.

Los hormagantes huyeron del Dreadnoguht y se acercaron a los Lamentadores para abrumarles con su número.

"Enkidu miró a un grupo de termagantes que custodiaba un objetivo, un nido de progenie con las larvas calientes de más engendros tiránidos. Los guerreros mantis se deslizaron por la cobertura hasta acercarse a los xenos y vaciaron sus pistolas bolter, pero aunque la munición explosiva abatió a dos de ellos, la presencia próxima de un tervigón les infudía coraje. La mente enjambre se alzaba ante ellos."

En el tercer turno los termagantes y hormagantes se acercaron a pocas pulgadas de mis unidades. El tirano alado que había estado hostigando al dreadnought acabó con la vida de Galahad mediante un ataque en picado que hundió sus garras en la ceramita plateada. El otro tirano alado y los termagantes castigaron duramente la escuadra de Garras Astrales matando a dos de ellos.


Orestes se arrodilló y juró sobre la armadura de Moloch que moriría antes de dejar que la amenaza tiránida se asentara en Endymion. Mientras tanto El tervigón seguía al otro Dreadnought, Aiax, que seguía vaciando el cañón de plasma sobre los hormagantes.

Una escuadra de Exterminador llegó desde la reserva para intentar tomar uno de los nidos de progenie más inaccesibles, pero cayó lejos del objetivo. Los termagantes se abalanzaron sobre los garras astrales pero Orestes y el Sargento Pausanias comenzaron a limpiar la jungla amarilla de bichos.

En mi turno tres los Lamentadores decidieron que mejor que ser cargados por los hormagantes era que los hijos de Sanguinus cargaron sobre ellos. Los lamentadores, bendecidos por los poderes del biliotecario y la protección del Sacerdote, cargarón sobre los hormagantes causando unas diez bajas, los hormagantes que quedaban abatieron un par de marines más.

En el cuarto turno los termagantes de la retaguardia dispararon sobre los Guerreros mantis y uno de ellos mordió el polvo. El carnifex intentó asaltar a los exterminadores y un tirano alado le causo dos impactos superficiales a Aiax.

Los guerreros mantis asaltaron a los termagantes matanto a la mayor parte de ellos y enfrentándose a los Enjambres de devoradores que habían surgido de los nidos de progenie (un objetivo táctico).


Los lamentadores continuaron su lucha encarnizada contra la horda de hormagantes machando a cinco de los seis que quedaban, aunque tras varias rondas de castigo en disparo y melee solo quedaban el Sargento, el biliotecario y el Sacerdote.

Orestes sufrió dos heridas mientras su espada sierra cortaba la carne de la segunda unidad de termagantes y el sargento decapitó a otro al tiempo que otro hermano caía, dejando estos dos como únicos supervivientes de la escuadra


Enkidu machacó al última termagante de la primera horda creada por el Tervigón, el resto de la escuadra se enfrentó a los enjambres que caían sobre ellos con furia homicida.


Finalmente mi segunda unidad de exterminador tuvo a bien hacer un cameo y aparecer una partida, materializándose en frente de la tercera horda de termagantes.

Mientras los exterminadores de ambas escuadras ofrecían fuego de apoyo el hermano Vasilie de los Lamentadores roció con promethium ardiente la escuadra de termagantes llevándoles de vuelta al infierno del que procedían.

En un buen turno había conseguido poner fin a tres de las cuatro hordas. Quedaba el herman Orestes que luchaba por su vida frente a la última horda.

El quinto turno fue decisivo, los exterminadores acudiero en ayuda de los Garras Astrales, pero la carga fue tardía pues Orestes cayó abrumado finalmente por la ingente masa de termagantes. Aún así los exterminadores pusieron fin a esa unidad de xenos.

En la retaguardia Enkidu y los Mantis segaron las vidas de los enjambres y consolidaron posición de nuevo hacia la cobertura.

La fase de disparo se concentró sobre los últimos lamentadores, Laertes murió agonizando y el sargento sucumbió a los dardos del tirano alado. Aiax fue finalmente destruido por el otro tirano y el Carnifex de acercó a mis exterminadores.

Al final del turno cinco el recuento de puntos era 6 a 5 a mi favor, pero la fortuna quiso que la partida continuara un turno más y las cosas se torcieron para los Guardianes del Torbellino.

El carnifex eliminó a los últimos exterminadores en una fase de asalto increíble, y los tiranos alados acabaron por hacer que Eudoros encontraron su muerte junto al cadaver de su hermano caído.

Hector consiguió tres puntos al obtener un objetivo que puntuaba si tenía unidades en mi zona de despliegue, y a mi únicamente me quedaba una escuadra de guerreros mantis y Enkidu, su capitán, y que no podía hacer gran cosa.

Había sido una partida muy bonita, interesante, divertida y que se había decidido en el último turno. Al jugador tiránido le sobrevivieron casi todas las criaturas monstruosas, los dragones seguían volando pese a haber sufrido algunas heridas. El tervigón se había paseado por la mesa sin ser molestado y el Carnifex había redimido su inutilidad de los primeros turnos en un último turno sorprendente.




"Enkidu replegó a sus hombres, todos los Lamentadores habían caído, todos los Garras Astrales habían muerto, la sangre roja manchaba las hojas amarillentas de Tranquilidad. Los tiránidos habían conseguido establecerse en la jungla, ahora muchos años habrían de emplearse para purgar la jungla de Endymion.

Al marcharse Enkidu miró con tristeza los paisajes de su mundo natal, quizás no les quedara más remedio que bañar la foresta con napalm."


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